Los glaciares existen en casi todos los continentes, y su retroceso es uno de los signos más visibles del cambio climático. El retroceso de la cubierta de hielo y nieve repercute significativamente en las temperaturas oceánicas y atmosféricas, afectando a los patrones climáticos en todo el mundo.
Los glaciares existen en casi todos los continentes, y su retroceso es uno de los signos más visibles del cambio climático. El retroceso de la cubierta de hielo y nieve repercute significativamente en las temperaturas oceánicas y atmosféricas, afectando a los patrones climáticos en todo el mundo.
La mayor parte del hielo glacial del mundo se encuentra en la Antártida y Groenlandia, pero existen glaciares en casi todos los continentes, estabilizando el clima y actuando como embalses de agua dulce. Actualmente, aproximadamente el 15% de los océanos del planeta están cubiertos por hielo marino durante una parte del año. Esta cobertura es importante porque refleja la luz solar lejos de la superficie terrestre y de vuelta al espacio exterior. El proceso reflectante ayuda a mantener estable la temperatura del aire y los océanos de la tierra. A medida que las emisiones mundiales de carbono hacen que las temperaturas en los polos aumenten, el hielo marino se derrite y se reduce la cobertura oceánica. El hielo marino está disminuyendo en más de un 10% cada década, afectando a las temperaturas oceánicas y atmosféricas. Este aumento de temperatura altera la circulación oceánica y la corriente en chorro, lo que afecta a los patrones climáticos en todo el mundo.