Cuando una ballena muere y se hunde, su cadáver crea todo un ecosistema en el fondo oceánico, nutriendo miles de organismos. La contaminación de los océanos afecta este proceso e interrumpe la cadena alimentaria, impactando las especies desde el krill hasta las ballenas.
Cuando una ballena muere y se hunde, su cadáver crea todo un ecosistema en el fondo oceánico, nutriendo miles de organismos. La contaminación de los océanos afecta este proceso e interrumpe la cadena alimentaria, impactando las especies desde el krill hasta las ballenas.
Las ballenas son unos de los mamíferos más longevos en el planeta, con una duración de vida de 10 a 200 años. Cuando una ballena muere y se hunde, su cadáver en el fondo del océano, llamado «caída de ballena», crea un ecosistema entero. Esta fuente masiva de alimentos sostiene una amplia gama de vida silvestre. Se estima que decenas de miles de organismos y especies animales son sostenidas por una sola caída de ballena durante décadas, desde carroñeros que comen el tejido blando hasta microbios que viven del esqueleto. La comunidad científica cree que las caídas de ballenas y las resultantes especies de aguas profundas que colonizan el fondo oceánico son componentes esenciales para un océano sano y un planeta sano. El calentamiento global y la contaminación están alterando la química de los océanos y muchos procesos oceánicos como este, lo que lleva a interrupciones masivas en la cadena alimentaria, impactando a innumerables especies oceánicas, desde el krill hasta las ballenas.